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Prepararse para una misma

“Sé tu misma. Ponte guapa para ti, no para los demás, nadie te va a querer más que tú,...” Estas y mil frases parecidas las hemos oído, leído e, incluso, creído. Sin embargo, muchas veces las olvidamos. Dejamos de arreglarnos porque no tenemos plan, porque ya nos conocen como somos y les da igual, porque no queremos perder tiempo con algo tan superficial… ¿de verdad crees que es algo superficial?


Os podría poner mil ejemplos de situaciones en las que me he sentido mucho mejor por haber dedicado tiempo a arreglarme, a ponerme ropa con la que me siento a gusto, por haberme pintado la raya del ojo y pasado las planchas (tiempo invertido: 8 minutos). Pero también podría poner ejemplos de situaciones en las que, por pereza, he salido de casa con lo primero que he pillado. De lo incómoda que me he sentido cuando me he encontrado con alguien a quien hacía tiempo que no veía...


Yo no digo que tengamos que salir a la calle como barbies, ¡nada de eso!! pero qué menos que nos gustemos a nosotras mismas, que podamos mirar a la gente a los ojos pensando: “ésta soy yo, así soy yo, así me gusto,... y a quien no le guste que no mire”. Lo triste es cuando no nos gusta a nosotras cómo vamos.


Recuerdo aquellas tardes de los sábados cuando me preparaba para salir. Dejaba todo listo antes de la ducha. La ropa encima de la cama, el maquillaje, los zapatos. Pintarme delante del espejo en ropa interior. Una vez invité a mi pareja a ver todo el proceso. Se sorprendió. Puede que ya me conociera maquillada. Puede que me viera a menudo en chándal o despeinada. Pero así y todo se sorprendió. Sus palabras fueron: “Acabo de ver cómo se transforma la bruja en princesa”. No me sentó mal, yo sabía que era verdad.

Puede que físicamente no se note tanto, que solo te hayas dado una cremita y hayas abierto los ojos delante del espejo o puede que tengas pintadas hasta las cejas. Lo cierto es que el solo hecho de ocuparte de ti hace que te sientas mejor, que vayas con la cabeza más alta por la calle, más a gusto contigo misma.


Lo que nos aleja de sentirnos así todos los días tiene un nombre, se llama pereza.


¿Vas a dejar que la pereza domine tu vida? Hay una gran diferencia entre ir por la vida, con la cabeza alta, sintiéndose bien, y pasar por la vida deseando a cada rato no haberse rendido ante la pereza, escondiéndose, pasando en gris.


Haz una prueba: gánale a la pereza durante los próximos 3 días. Después de esto tú decides.


Atrévete a ser tú.



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