Ha llegado el día. Diario de María 5
Quedan dos días para la “mini-operación”. Digo “mini” porque me han dicho que es cirugía menor, así que llamarlo “operación” suena demasiado fuerte, demasiado serio. Estoy sorprendida de lo relajada que estoy. La verdad es que tengo tantas cosas que hacer que no he tenido tiempo de pensar en nada. He dejado de buscar información. Lo que voy a hacer es preguntar allí todas las dudas que tengo. Llevo todo este tiempo pensando en que voy a tener un fin de semana de relax, un fin de semana sola en casa, sin compromisos, sin obligaciones. Al final, he pasado de estar preocupada a verlo como una oportunidad de poder estar sola, tranquila.
Hoy es el día. Me acompaña mi marido. Hemos llegado 20 minutos antes de la hora y ya llevamos más de una hora de espera. Empiezo a cabrearme. En la sala de espera hay gente muy distinta. Una chica acompañada de su tía. Dos señoras mayores con el marido de una de ellas, supongo. Una madre con su hija. Dos amigas… ¿o hermanas? No lo sé. Lo único que veo es que una de ellas se ha puesto muy roja de repente. Los ojos le brillan. Está a punto de llorar. Todos estamos aquí por algo, cada uno tenemos nuestra propia historia.
Por fín me llaman a mi. Entro a la consulta. El ginecólogo está un poco cabreado porque me han atrasado la cita una semana. Dice que es una cirugía menor, que no es una simple consulta, que eso no se hace. Me doy cuenta de que esta vez no hay ninguna auxiliar. Aparte de él está otra ginecóloga y una chica que, al parecer, está aprendiendo, ginecóloga también. No paran de preguntarme si estoy tranquila. Me lo preguntan tantas veces que consiguen ponerme nerviosa. Sé que cuando me levante de allí voy a querer salir pronto, así que según van preparando las cosas les voy preguntando todas las dudas que tengo. Pregunto por mi marido ¿tiene que hacerse algún análisis? Si yo tengo el virus del Papiloma Humano, él también lo tiene ¿me lo puede pasar una vez esté operada? Me siento tonta cuando me responden. ¿Se puede coger la gripe dos veces? jajajaja. No me va a quedar más remedio que ponerme las dichosas vacunas.
Ya tengo el colposcopio dentro de mi vagina. Miro. No me gusta lo que veo. La vez anterior vi una piel clara, suave y brillante, uniforme. Se parecía a una pechuga de pollo fresquita. Ésta vez lo que veo no es uniforme. Se ve claramente un bultito rojo y una mancha blanquecina. Se parece más a las fotos que he visto en internet, fotos de gente con problemas. Es una operación de prevención, para que en un futuro no se convierta en un cáncer. Ahora veo más claro que ese futuro del que me hablaban no era tan lejano. Me había hecho la ilusión de que me lo quitaban por una hipotética razón y de que yo me sometía por no llevar la contraria, solo por si acaso, pero que a lo mejor habría podido desaparecer por sí mismo. Ahora me doy cuenta de que no. Me van a quitar las células precancerosas. Eso quiere decir que ya se ha iniciado algo.
Me han pasado tubos por encima del cuerpo. Ya está todo preparado. Yo sigo mirando a la pantalla. La ginecóloga me dice que a partir de ahora no mire. Él me dice que no me va a doler, que esté tranquila… uffff otra vez que esté tranquila. Ahora me va a dar la anestesia, un pinchazo como en el dentista. La verdad es que no me ha dolido nada. Lo he sentido sí, pero no ha sido dolor. Tengo la cabeza girada hacia el lado contrario a la pantalla para que vean que no miro. Él saca algo de dentro de mi y se lo da a ella. Lo hacen muy rápido, no quieren que yo vea nada. El olor. Huelo a hueso. Sé muy bien a qué huelen los huesos cuando se cortan, lo recuerdo de cuando era niña. No entiendo por qué huele así, pero es ese olor, estoy segura. ¿Me han cortado hueso? No quiero preguntar, pero me preocupa.
He dejado de mirar hacia la ventana, les miro a ellos. Me dicen que no mire, no han acabado. Siguen trabajando cinco minutos más. Meten gasas dentro de mi. Ya está, se terminó.
Me visto y voy a la mesa donde ya se han sentado ellos tres. Me fuerzan una cita para dentro de mes y medio. ¡Le han quitado a alguien su cita para dármela a mí!! Me hago una idea de mi gravedad. Prefiero no pensarlo. Lo único que me importa en estos momentos es que voy a estar en casa de reposo. Por fin.
Hoy he aclarado las dudas de la dichosa vacuna y de lo que le pueda pasar a mi marido. Resulta que lo de la vacuna no es tan opcional. Mi marido no tiene ni siquiera que hacerse pruebas. Se da por supuesto que él también tiene el virus del Papiloma Humano. Soy yo la que tengo que darme la vacuna para evitar contagiarme nuevamente más adelante. Ventajas de ser mujer. En fin, mañana mismo me compro la primera dosis.
