Diario de María 3
El fin de semana pasa lento. Estoy esperando que llegue el lunes para ir a mi médico. Quiero preguntarle cual suele ser el plazo habitual para que te hagan una colposcopia. No puedo estar mucho tiempo con esta incertidumbre. Si hay mucha lista de espera me voy a uno privado.
Lunes a la mañana. Suena el teléfono. Me dan cita para este viernes en el hospital. No he tenido que ir al médico, no he tenido que pensar si quiero ir a uno privado o no. El viernes voy a saber qué tengo.
Viernes. Son las 7.30 de la mañana. Queda media hora para que suene el despertador, pero no puedo estar más tiempo en la cama. Me levanto. Tengo tiempo de sobra. LLego al hospital media hora antes de mi cita. No sé qué va a pasar. Ya no sé si estoy nerviosa o no. Tengo muchas cosas que hacer y no sé si podré hacerlas después de esta cita. Me llaman, ya es mi turno.
Entro en la consulta. El ginecólogo es de mi edad, tal vez más joven. Lo primero que pienso es ¿estará haciendo las vacaciones de otro? Hay dos enfermeras con él. Una de mi edad, otra más mayor. Cuando el gine empieza a hablar, comienzo a tomarle más en serio. Me habla claro, sin esconder nada, me dice lo que hay sin titubear. Eso me gusta. Según el informe que le han mandado tengo el virus del papiloma humano. Mucha gente lo tiene por lo que me dice. Lo malo “del mío” es que tengo muchas probabilidades de que, con los años, degenere en cáncer. Me hace las preguntas de rigor (que nunca he entendido de qué sirven): edad, hijos, partos, operaciones, alergias, tabaco, método anticonceptivo. Parezco una santa contestando a todas esas preguntas. Nada de alergias, ninguna enfermedad grave, tabaco no, partos naturales, nada de píldoras. Tan sana... y con altas probabilidades de cáncer.
Me dice que me van a mirar bien con la colposcopia. Van a hacerme otra citología. La enfermera pregunta por el frasco de la biopsia… ops!! Intento no cambiar de cara. ¡¡Si me lo han dicho!!
Me quito las bragas y levanto la falda. Me subo en el potro. No es un potro metálico como el otro en el que me pusieron. Éste es más cálido, más agradable, es de cuero. Empieza a mirarme.
La colposcopia consiste en introducir una pequeña cámara en la vagina para ver qué tal está por dentro. Giro la cabeza y miro la pantalla. Se ve muy bien, me sorprendo. Mi vagina es clarita, me gusta. El gine parece confundido. Dice que él no ve nada raro, que le parece que todo está normal. Señala una zona donde se pueden ver 6 puntitos rojos y toma muestras de ahí. Si él no lo hubiera dicho yo no los habría visto. Ya está. Ahora a esperar otra vez. El día 29 me dan los resultados.
De momento estoy tranquila. Espero no volver a pensar demasiado, pero creo que será inevitable según se vaya acercando la fecha.